Es de saber que el deporte y las letras no suelen ir de la mano, y que para algunos estos conceptos llegan a ser antónimos, pues quien es bueno para un deporte no escribe, y quien es malo para estos, por lo general opta por la pluma (por eso llegamos de nuevo a la conclusión de: Chile país de poetas).
Teniendo esa verdad casi absoluta como introducción, comenzó a llegar a hace un par de semanas a mi correo una seguidilla de mails en donde se planteaba el día, hora y fecha de un partido de baby fútbol. Pero no cualquier partido, sino un partido en que la totalidad de los jugadores son poetas. Poetas que como dato primordial forman parte de, lo que se podría decir, dos de los talleres de poesía más importantes que hay ahora en Chile. El primero, el seminario de reflexión poética de
El match fue pactado en el Deportivo Playa Ancha de Valparaíso. Una cancha de tierra algo más grande que una de baby, un poco menos que una de futbolito. A pleno sol y en una hora en que ni Cobreloa juega, pero eso se deja como parte del noviciado. Dado que el equipo Santarrosino no viajó con su plantilla completa (básicamente por bajas y amariconamientos de última hora) tuvo que solicitar a los seminaristas un refuerzo el cuál fue Daniel Tapia, por lo que la nómina fue la siguiente: Guido Arroyo en el arco, en defensa Marcelo Guajardo y Carlos Cardani, en el medio campo a Andrés Florit y en ataque a Enrique Winter y Daniel Tapia. Mientras los bacalaos formaron con: Eduardo Jeria, Felipe Moncada, Claudio Martínez, Andrés Urzúa, Antonio Rioseco, Rodrigo Arroyo, Sebastián Moncada. Y en segundo tiempo la incorporación de Sergio Muñoz. Quisiera dar un orden táctico, pero la verdad es que no lo hubo. De hecho la única estrategia que se vio fue “al gol cambio de arquero”.
Del transcurso del partido se puede decir que tanta cerveza y piscola mientras el taller, que tanta lectura en bares, que tanto vino de honor pasa la cuenta, y que al poco rato los piques tras la pelota eran cada vez más lentos y cortos, que los defensas subían cada vez menos, que los delanteros ya no volvían a marcar como en el comienzo, en resumen, el estado físico del poeta fue puesto al límite en los primeros quince minutos, dato no menor, porque el partido tuvo dos tiempos de medio hora cada uno.
En las tribunas
Para ser franco, la cizaña de los correos previos poco se vio en la cancha. A lo más un empujón o codazo en el área, y una que otra celebración con pica, pero nada que hiciera detener el juego. Fue un partido limpio, y en donde Santa Rosa 57 fue ampliamente superior, sin grandes fallas en ninguna de sus líneas, salvo en el finiquito frente al arco de casi todos. Un desempeño grupal notable, el que se hacía resaltar todavía más con el desorden y poca táctica de los bacalaos, y que hizo que el “talento” de sus “estrellas” no fuera visto en ningún momento del partido.
El resultado final: Santa Rosa 13 –
Del tercer tiempo sólo lo resumo en un asado y borrachera de proporciones, en donde se juró revancha, y que ahora la masacre, la goleada de vuelta será en Santiago.
El partido en fotos
Santa Rosa 57
Arriba: Carlos Cardani, Marcelo Guajardo, Guido Arroyo
Abajo: Andrés Florit, Enrique Winter, Daniel Tapia
La Sebastiana
Arriba: Eduardo Jeria, Felipe Moncada, Claudio Martínez, Andrés Urzúa y Antonio Rioseco.
Abajo: Rodrigo Arroyo y Sebastián Moncada. Llegó tarde Sergio Muñoz.
Me parece una excelente crónica. Lástima no haber podido estar ahí. No es que hubiera ayudado en nada, en todo caso, sólo hubiese sido muy entrete. Saludos.
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