20 enero 2009

Santa Rosa 57 versus La Sebastiana

Es de saber que el deporte y las letras no suelen ir de la mano, y que para algunos estos conceptos llegan a ser antónimos, pues quien es bueno para un deporte no escribe, y quien es malo para estos, por lo general opta por la pluma (por eso llegamos de nuevo a la conclusión de: Chile país de poetas).

Teniendo esa verdad casi absoluta como introducción, comenzó a llegar a hace un par de semanas a mi correo una seguidilla de mails en donde se planteaba el día, hora y fecha de un partido de baby fútbol. Pero no cualquier partido, sino un partido en que la totalidad de los jugadores son poetas. Poetas que como dato primordial forman parte de, lo que se podría decir, dos de los talleres de poesía más importantes que hay ahora en Chile. El primero, el seminario de reflexión poética de La Sebastiana, con sede en Valparaíso, y que como sabrá usted, funciona al amparo de la teta nerudiana. Y el segundo, el taller Santa Rosa 57, de Santiago, el que no estando bajo el halo ni conducción de nadie, ha sabido mantenerse humildemente por ya cinco años. En dichos correos (demasiados, casi al borde del spam) se hacía el ambiente previo al partido, los que estaban cargados de ninguneos futboleros poéticos, amenazas de goleada, sobre nombres, y una sarta de declaraciones cruzadas dignas de un super clásico, y que, por lo menos de la parte santarrosina, hacía viajar a Valparaíso en ánimo de venganza.

El match fue pactado en el Deportivo Playa Ancha de Valparaíso. Una cancha de tierra algo más grande que una de baby, un poco menos que una de futbolito. A pleno sol y en una hora en que ni Cobreloa juega, pero eso se deja como parte del noviciado. Dado que el equipo Santarrosino no viajó con su plantilla completa (básicamente por bajas y amariconamientos de última hora) tuvo que solicitar a los seminaristas un refuerzo el cuál fue Daniel Tapia, por lo que la nómina fue la siguiente: Guido Arroyo en el arco, en defensa Marcelo Guajardo y Carlos Cardani, en el medio campo a Andrés Florit y en ataque a Enrique Winter y Daniel Tapia. Mientras los bacalaos formaron con: Eduardo Jeria, Felipe Moncada, Claudio Martínez, Andrés Urzúa, Antonio Rioseco, Rodrigo Arroyo, Sebastián Moncada. Y en segundo tiempo la incorporación de Sergio Muñoz. Quisiera dar un orden táctico, pero la verdad es que no lo hubo. De hecho la única estrategia que se vio fue “al gol cambio de arquero”.

Del transcurso del partido se puede decir que tanta cerveza y piscola mientras el taller, que tanta lectura en bares, que tanto vino de honor pasa la cuenta, y que al poco rato los piques tras la pelota eran cada vez más lentos y cortos, que los defensas subían cada vez menos, que los delanteros ya no volvían a marcar como en el comienzo, en resumen, el estado físico del poeta fue puesto al límite en los primeros quince minutos, dato no menor, porque el partido tuvo dos tiempos de medio hora cada uno.

En las tribunas la Sebastiana hacía sentir su condición de local con el público presente, cuatro chicas seminaristas que cual porritas llegaron con camisetas verdes del mismo tono, cosa que no pudo hacer el equipo mismo, porque como se ve las fotos la concepción del verde es algo ambigua y variada por estos jugadores. Incluso ellas lucían pompones del mismo color. Una producción total, pero inútil, porque Santa Rosa 57 siempre estuvo arriba en el marcador, casi siempre doblando en goles a la Sebastiana, lo que dio poco margen a que se usaran, más que para un discreto descuento.

Para ser franco, la cizaña de los correos previos poco se vio en la cancha. A lo más un empujón o codazo en el área, y una que otra celebración con pica, pero nada que hiciera detener el juego. Fue un partido limpio, y en donde Santa Rosa 57 fue ampliamente superior, sin grandes fallas en ninguna de sus líneas, salvo en el finiquito frente al arco de casi todos. Un desempeño grupal notable, el que se hacía resaltar todavía más con el desorden y poca táctica de los bacalaos, y que hizo que el “talento” de sus “estrellas” no fuera visto en ningún momento del partido.

El resultado final: Santa Rosa 13 – La Sebastiana 7. Un marcador inapelable, rotundo, y que da las señales claras de quienes son los que mandan.

Del tercer tiempo sólo lo resumo en un asado y borrachera de proporciones, en donde se juró revancha, y que ahora la masacre, la goleada de vuelta será en Santiago.


El partido en fotos

Santa Rosa 57

Arriba: Carlos Cardani, Marcelo Guajardo, Guido Arroyo

Abajo: Andrés Florit, Enrique Winter, Daniel Tapia


La Sebastiana

Arriba: Eduardo Jeria, Felipe Moncada, Claudio Martínez, Andrés Urzúa y Antonio Rioseco.

Abajo: Rodrigo Arroyo y Sebastián Moncada. Llegó tarde Sergio Muñoz.




1 comentario:

  1. Me parece una excelente crónica. Lástima no haber podido estar ahí. No es que hubiera ayudado en nada, en todo caso, sólo hubiese sido muy entrete. Saludos.

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