19 marzo 2011

Sobre "El patio de las perras" de Elías Hienam

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Presentación de Carlos Cardani Parra en el marco del II Encuentro de Poesía Santiago en PAZ. Ministerio de Culturas, La Paz, Bolivia.


Esta plaquet de ritmo martillante, como golpes de industria, como una palabra repetida sin parar, pero que es una consigna, como balas en ráfaga, como pasos de marcha en protesta, es este ladrido atropellado salido desde “El patio de las perras” hacia el resto d la ciudad, que lo escucha a la fuerza, mientras la ciudad aparenta dormir.


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Esta ciudad-patio que ofrece la intemperie de la naturaleza: el agua, el frio, las otras perras. Y la despreocupación de los hombres; de poca comida, del mal techo, de ningún cariño.


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Estas perras solas en un medio agrete. Un lugar construido por los humanos, en donde ninguno quiere trabajar, menos vivir, pero alguien tiene que hacerlo, y lo hace con perras a su alrededor.


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Este poema canino, por donde camina Boby con sus “Patas de perro”, y quizá sea ese libro de Carlos Droguett con el que más dialoga, con el que más se comprende y tiene de qué conversar. Ambos caminan por ese Santiago agreste, sucio, que maltrata y nuca ayuda, como cualquier otra ciudad. Acá no hay más abrigo que el sol. No hay más cama que el suelo. El suelo es para las perras. Los desechos, los escombros son para las perras. El calor, el hogar, todo el resto es para los hombres.


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Hombres que buscan encerrar sus plagas en un patio lleno de bultos, de grasa, de óxido, de perras. O que optan por lo más fácil y dejarlas libres por la ciudad. Una ciudad que para las perras es todo un mundo, a la intemperie, en donde nada es de ellas, pero que lo hacen propio al olfatearlo, al hurgarlo, caminándolo en la jauría, en la propia suerte.


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